Nuestro Archivo Municipal es el refugio que la memoria de este pueblo tiene desde 1841 hasta hoy. Un sitio donde se guarda, organiza, controla y se lleva con una rigurosidad exquisita todo lo que ha pasado en nuestro pueblo en los dos últimos siglos y donde cualquier persona que lo quiera puede consultar un documento, escrito, fotografía, etc. pero que desgraciadamente aún desconoce mucha gente y sin embargo, hablar del Archivo es hablar de algo tan importante como es la memoria histórica, no sólo consultar documentos, sino que es parte importante de la idiosincrasia que el pueblo tiene.
En eso hemos avanzado en los últimos años de forma espectacular porque se ha tenido un proceso de exportación a la calle, organizando actividades importantes, haciendo exposiciones de un calibre que ha cuajado entre mucha gente que ni siquiera sabía que el Archivo está en el lugar que se encuentra. Lo hemos abierto a los jóvenes, institutos, abordando también en el valor del carácter didáctico, educativo y teniendo una colaboración muy importante en proyectos socioculturales de otra índole desarrollados en el pueblo, en los cuales, el Archivo, como ente público, ha tenido un papel muy activo. Proyectos expositivos y culturales al que el equipo del Archivo ha contribuido con una colaboración extraordinaria y quiero agradecer el trabajo y su implicación personal. Personas que son los guardadores de la historia de este pueblo y eso es todo un reto, una satisfacción pero también una responsabilidad.
Para mí es un honor que nuestro Archivo funcione y funcione bien. Agradecer las donaciones múltiples que cada año vecinos realizan y recordar que el Archivo es atemporal, el Archivo de La Orotava va a estar siempre.
Dicen que en los archivos habita la memoria de los pueblos. Es una afirmación que pude constatar hace algún tiempo cuando me dio por acercarme al Archivo Municipal de La Orotava (AMLO) en busca de información, por asuntos relacionados con el agua y la electricidad. De allí surgieron muchas chispas que dieron lugar a un proyecto muy personal que los Hermanos EDIS (Eduardo e Isidoro) denominamos HYDROROTAVA. Así nació un libro: LA OROTAVA ENERGÉTICA, un documental: DE AGUAMANSA A LA CRUZ VERDE, y una exposición: AGUAS Y LUCES PARA LA VILLA.
Al principio, por razones de edad, no había confianza con el equipo que conforma este servicio de atención al ciudadano pero luego fuimos conociéndonos y se hizo agradable trabajar en la mesa grande del archivo con Pedro, Toño, Cande y Conchi. Carpetas con planos, con documentos, con revistas y fotografías ocupaban el tablero de trabajo donde las actas municipales todas ellas digitalizadas me permitieron con el ordenador recorrer la historia de mi Villa natal, desde el siglo XIX hasta 1979 cuando participé en la vida pública del municipio como concejal. Algunos archivos se habían quemado tiempo ha pero la documentación de las aguas y los montes de los años de 1890 y siguientes me permitieron recorrer la geografía y la historia hidroeléctrica de La Orotava. Fotocopiamos miles de actas. Fue un verdadero placer compartir algunas mañanas con el grupo humano del AMLO, con Conchi y Cande, con Pedro y Toño. Todo era amabilidad y servicio, con una alta profesionalidad, que hacen de este archivo un referente importante en la vida del municipio de la Villa de La Orotava. Todos dispuestos a ayudar y a compartir información, a investigar e intercambiar noticias, a debatir acerca de la recuperación de la memoria histórica de todo un pueblo. Gracias a las nuevas tecnologías aprendimos muchas cosas. Nuestro reconocimiento escrito es poco. Gracias de todo corazón y decir que La Orotava puede sentirse orgullosa de contar con este AMLO, todo un ejemplo de servicio al ciudadano.
Mi experiencia más remota de nuestro Archivo Municipal, fue por el año 1976, cuando en busca de datos para mi primera publicación, solicité del secretario el acceso al mismo. Me atendió el funcionario don Paco Dorta. La impresión que me causó el ver todos los estantes saturados de carpetas y papeles sin clasificar y en medio de la pequeña habitación una montaña de más de un metro, de alto donde se amontonaban sin orden ni concierto cientos de documentos, fue decirle a mi amigo Dorta. Don Paco no seré yo el valiente que intente investigar en esta leonera.
Actualmente el archivo orotavense, está funcionando perfectamente, las veces que, he ido a consultar algún documento, en cuestión de minutos, se me ha puesto a disposición lo solicitado. Me parecen bien las iniciativas de la Sra. archivera y personal, en las exposiciones temáticas de documentos que se han verificado, dando a conocer al pueblo retazos de su historia.
El archivo se ha quedado corto, necesita una sala para investigadores, no como ahora, que si coincidimos tres o cuatro personas, estamos dándonos codazos unos a otros en la única mesa disponible.
Si las definiciones más conservadoras de un archivo histórico restringen su uso a ser un mero contenedor de documentos o testimonios sonoros, fotográficos y publicitarios del pasado, esa realidad no tiene sentido en el día a día de un archivo vivo y dinámico como el Municipal de La Orotava.
Pequeño y grande al mismo tiempo, en los últimos años su evolución ha sido admirable y describe una realidad que se anticipa a los requerimientos que nosotros, a la vez docentes e investigadores, exigimos a un centro de sus características.
Es un espacio cómodo y céntrico, donde tienen cabida buena parte de los documentos que el consistorio local generó después del incendio de su primitiva sede en 1841, así como otros materiales que abarcan desde antiguos programas de fiestas hasta folletos o elementos en papel de la vida cotidiana, catalogados de nuevo, bien ordenados y, desde luego, preservados adecuadamente. Pero es también un lugar abierto a la Cultura con un sentido amplio, a iniciativas docentes —durante los últimos años nuestros alumnos han participado en visitas y prácticas que previmos en sus instalaciones―, a proyectos expositivos de diverso tipo y al intercambio de opiniones que facilita la atención exquisita de su personal. El Archivo Municipal de La Orotava es un centro idóneo para trabajar y, en la medida de sus posibilidades, satisfacer las inquietudes académicas e investigadoras de nuestro tiempo.
Mi primer contacto con el Archivo Municipal fue a raíz de un trabajo universitario relativo a las viviendas sociales en La Orotava, que requería una pequeña investigación donde consulté sesiones plenarias y proyectos originales de urbanismo de mediados del siglo XX. En ese momento encontré todas las herramientas a mi alcance y pude realizar un trabajo con relativa rapidez, gracias a la documentación digitalizada de la que dispone el Archivo.
Ahora, mi contacto con el Archivo de La Orotava es con motivo de mis prácticas de final del grado de Historia y me estoy dedicando a la descripción documental, digitalización de documentos y a volcar en una base de datos el Padrón Municipal de Habitantes de 1915, una necesidad motivada por la recurrencia de usuarios buscando a sus familiares y para evitar el deterioro del soporte original. He descubierto que la composición del fondo documental del Archivo es el reflejo de la vida del municipio, donde conviven tanto expedientes administrativos como otros documentos generados en torno a la actividad cultural: desde programas de fiestas hasta programas de actos singulares. Mi estancia en el Archivo me esta permitiendo conocer de primera mano las tareas que hacen posible que los documentos originales estén al alcance de los ciudadanos y al mismo tiempo se recupere y conserve la memoria colectiva del municipio. Desde el punto de vista de mis estudios la importancia del Archivo es evidente: la custodia de documentos primarios, la materia de la que se nutre el historiador para la comprensión de los procesos de nuestro pasado. En definitiva, una experiencia sumamente interesante dentro de mi formación en Historia, fundamental para poner en su justo valor el esfuerzo por proteger el patrimonio documental y su difusión.
El lugar donde habita la memoria.
No existe una denominación más acertada para definir y al mismo tiempo comprender, el significado más profundo de una entidad cuya importancia trasciende al propio espacio físico que ocupa, dado que no sólo se erige en garante de la conservación y difusión de los hechos de nuestro pasado, sino que constituye el mejor depositario posible para la salvaguarda de los acontecimientos del presente y de nuestro devenir.
Durante mi etapa de investigador, recuerdo como cada mañana al atravesar su puerta, iniciaba un recorrido a través de nuestra Historia Local, imbuido en el cálido a la par que profesional ambiente generado por las personas responsables de la custodia de sus testimonios; facilitando la tarea de interpretar el legado histórico de nuestros ancestros a través de sus documentos, y proporcionando todos los recursos posibles para que la finalidad de cada línea de investigación trazada entre legajos, proyectos y fotografías, adquiriese sentido. Sensaciones que recobran vida en la actualidad, en cada ocasión que he de recurrir al Archivo en busca de respuestas en el ejercicio de mi cometido profesional.
Eficiencia, entrega y dedicación son los adjetivos que mejor definen su labor diaria al servicio del noble objetivo de garantizar no sólo la preservación de nuestra memoria colectiva, sino también de divulgarla, bien de un modo directo a través de las múltiples exposiciones que el AMLO organiza o participa, o bien indirectamente al proporcionar el rigor documental a las innumerables publicaciones que se han hecho eco de nuestro pasado histórico a lo largo de los años, lo que la convierten en una institución absolutamente activa y dinámica.
El Archivo es la historia viva de un pueblo, el testimonio que prevalece en el tiempo, ordenado, organizado y protegido. De ahí la conveniencia de manos expertas en su haber, haciendo historia del Archivo en el deambular del tiempo, tantos acontecimientos, momentos, emociones, destellos de luz y esperanza. El agua, las fiestas, la cultura, la comunidad, su patrimonio y esencia, sus gentes, sus quehaceres. Los pueblos en el pueblo, barrios que crecen, el arraigo y las tradiciones. El buen hacer, el honor y la lealtad. La perseverancia en el transcurrir de una pequeña historia, un escalón en una gran escalera. Una alcoba, un cuarto de guardar esperanzas y sueños.
Las manos de las historias son manos archiveras; manos discretas en el buen hacer; manos sabias que hacen silencios y palabras. Todo un acontecer de pequeñas cosas con que se escribe una historia, una más en el tiempo y en un lugar… Cuántas historias muertas, por el olvido, por el fuego, por la ignorancia, por la incultura, por el descuido…
Los pueblos avanzan y retroceden, están vivos y respiran y se ahogan, pero no dejar de ser dignos jamás. Las manos que escriben, las manos que guardan y protegen, los espacios vivos en el tiempo…
Gracias, archiveros.
Los archivos nos ofrecen numerosos documentos, valiosos testimonios que hay que analizar y evaluar. Sólo se escribe la verdadera Historia cuando los documentos, se relacionan entre sí y con otras fuentes, cuando reflejan la vida real de la sociedad a la cual se refieren, cuando se les da vida en ese complejo panorama de la realidad humana, en sus múltiples aspectos, en la Historia total. Es la grata labor de los historiadores, a la que contribuyen los archivos, en este caso el Archivo Municipal de La Orotava.
La reconstrucción de la vida de nuestros antepasados es difícil. Escribir Historia entraña no pocas complicaciones, derivadas de los inconvenientes que se presentan a la hora de disponer de la documentación precisa, que nos lleve a comprender un período de tiempo pasado. La Historia es, en la actualidad, una Ciencia compleja que, sin embargo, requiere unos métodos de investigación que la deben convertir en veraz, sencilla, comprensible, amena, a fin de que sus logros puedan llegar a amplias capas de nuestra sociedad.
A veces surge un documento en los archivos, hasta entonces inédito, que «altera» los conocimientos que se tenían sobre un hecho, personaje, obra de arte, etc. La aparición del documento, con el que tanto puede enriquecerse la Historia se debe a diversas razones, por ejemplo que el tema aún no hubiera sido estudiado en profundidad y, por tanto, quedan muchos documentos sin explorar acerca del mismo y en otras ocasiones, a que documentos claves para la comprensión de una época, no pueden ser utilizados porque han desaparecido de los archivos, obra de los mal llamados investigadores que sustraen el documento, ocasionando un gravísimo daño a la Historia y a la cultura de los pueblos.
Los Archivos merecen el máximo respeto de todos los amantes de la cultura.